Observatorio Sue

LA ASOMADERA

El cerro La Asomadera fue declarado como Área Protegida en el año 2011, también es conocido como El cerro que asoma a otros cerros y tiene una fuerte filiación histórica con el proceso de urbanización de la ciudad, vale la pena recordar que hace unos años era un botadero de basura. Se encuentra localizado en el centro oriental de Medellín, en la Comuna 9 (Buenos Aires). Cuenta con un área de 26 hectáreas y alcanza los 1610 metros de altura. La Asomadera ha resistido en el tiempo gracias al cuidado y el empeño de la comunidad, además del esfuerzo de líderes ambientales como Luis Hernando Arango, quien al día de hoy sigue haciendo una importante labor de reforestación del cerro con especies nativas y quien de la mano de otros ambientalistas tiene un banco de Germoplasma, donde se encuentra una de las mayores colecciones de flora de los municipios de Antioquia. En el cerro se han identificado más de 400 especies de árboles, entre ellas cedros (Cedrela odorata), algarrobos (Hymenaea courbaril), nogales (Juglans neotropica), mangos (Mangifera indica), el niguitos (Miconia archeri) y guayacanes rosados (Tabebuia rosea), entre otros. Se han registrado más de 42 especies de aves que frecuentan el cerro, como la guacharaca colombiana (Ortalis columbiana), el gavilán caminero (Buteo magnirostris), el gavilán maromero (Elanus leucurus), el cernícalo (Falco sparverius), la paloma (Columba livia), la tortolita (Columbina talpacoti), el colibrí colirrojo (Amazilia tzacatl), el pechirrojo (Pyrocephalus rubinus), el sirirí (Tyrannus melancholicus), la golondrina (Notiochelidon cyanoleuca), el cucarachero (Troglodytes aedon), el mayo (Turdus ignobilis), el chamón común (Molothrus bonariensis), el mielero (Coereba flaveola), el azulejo (Thraupis episcopus), el semillero (Tiaris olivacea) y el pinche (Zonotrichia capensis). El cerro es un espacio público donde se pueden realizar actividades de recreación pasiva, observación de aves, contemplación del paisaje, además, es un importante lugar de investigación y dinamización de procesos ambientales.

ESPECIES

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GUACHARACA

ORTALIS COLUMBIANA

Etimología: 

Ortalis del griego “ortális” que significa ave de corral, pollo. Columbiana: de Colombia.

Clasificación: 

Endémica

Descripción: 

Mide en promedio 53 cm de longitud. El cuerpo es de color café-oliva claro. La cabeza es pardogrisácea y la frente un poco más pálida, el pecho y el cuello con denso escamado gris y pequeña gorguera de
piel roja. Patas de color rosado, cola larga con rectrices externas de color castaño.

Comportamiento: 

 Usualmente se le puede ver perchada o alimentándose en pequeños grupos en Yarumos. Es tímida pero tolerante frente a la perturbación. Es muy activa vocalmente, por lo que es más escuchada que vista. Habita bordes de bosques, bosques intervenidos y vegetación densa de las partes altas del Valle.

Servicio ecosistémico: 

CULTURALES – TURISMO ORNITOLÓGICO. El disfrute de la observación de las aves en todo el mundo atrae cada vez a más millones de turistas en todo el mundo. Este servicio ofrece no solo beneficios para los visitantes, sino también supone una gran oportunidad de ingresos para las comunidades locales o para los proveedores de servicios de turismo de naturaleza. Las aves endémicas son de especial interés puesto que solo se encuentran en un lugar específico en el mundo, siendo así un gran generador de turismo en Colombia.

Canto: 

Arboles relacionados: 

Yarumo (Cecropia spp.)

Distribución

Es una especie Endémica de Colombia. Habita en las tres cordilleras, los valles interandinos y la Amazonía.

Reproducción:

: La guacharaca colombiana vive en parejas o en pequeñas bandadas que se desplazan a través de las copas de los árboles. La construcción de sus nidos es sobre la rama de algún árbol, rodeado de vegetación y alcanzan a poner hasta cuatro huevos.

Dieta:

Se alimentan de frutas, semillas y flores que encuentran en el suelo o en los árboles.

Observación: 

Se realizará en el Cerro la Asomadera que cuenta con 88 especies de aves, donde la más importante es la Guacharaca porque llega desde la comuna 90 Santa Elena y permite identificar cómo a través de los cerros se conecta la fauna de la ciudad, también cuenta con 400 especies arbóreas, es uno de los pulmones naturales de la ciudad.

¿Sabías qué? Mitos y leyendas:

Los indígenas Wayuu, ubicados en la Guajira, intentaron simular el canto de estas bulliciosas aves, así quedó registrado hace cientos de años por los Cronistas de Indias. En ese intento por realizar tal imitación crearon la que hoy conocemos como la guacharaca, un instrumento musical que acompaña los ritmos del vallenato y que en los primeros tiempos de los cantos vallenatos era el único instrumento que utilizaban los trovadores de dichas regiones (César, Magdalena y la Guajira) para acompañar la voz humana. El instrumento es elaborado con un pedazo de caña, a la cual se le hacen unas ranuras horizontales, no muy hondas y sobre la cual se frota un tenedor de alambres de dos o tres hilos.

Retos de observación:

Las Guacharacas no son aves difíciles de observar, tan solo tienes que tener tus sentidos muy abiertos, porque puedes toparte fácilmente con ellas mientras caminas y vas distraído por el camino. Por eso ten a la mano tus binoculares si pasas cerca a los árboles frutales porque son de sus favoritos, sin embargo, tienes que tener muy abiertos los ojos porque debido a su color café-oliva se pueden mimetizar fácilmente con los troncos, como son aves pesadas no suelen volar muy alto, por el contrario, van trepando sigilosamente por los árboles. Recuerda que hay algo que nunca podrán ocultar y es su bullicioso canto, camina con los oídos atentos para escuchar ese estruendoso cha cha cha.